Ráfagas de puro aire impuro merodean la fría noche.
La inmensidad de la tristeza penetra sus poros , escribe en tinta roja pasionaria.
No camina , sus pies - barcos de papel naufragio prematuro - efímeros y livianos la conducen hacia el mismísimo cielo , estado más lúcido y llano en su mente.
Pétalos que se abren de par en par ; espinas imperceptibles desaparecen con el correr de los días.
Un estrépito boreal sacude en las ventanas , el verde jardín - laberinto impenetrable infraterrenal - en el que nada ni nadie la puede perturbar .
té de canela ; chocolate al paladar.
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