Desde que entorné la puerta me vino el olor a asado que, impregnado en cada baldosa , sigue nombrándote , silencioso.
Pude escuchar también el ruido de tus pantuflas , ya casi rotas , deslizándose por el pasillo , a la rastra , y tu voz , serena, exclamando mi nombre con un gesto apacible y de sorpresa grata.
!Paula! pude escuchar entré las moléculas del poco aire que condensaban el comedor. Apenas pise la cocina me inundé en lágrimas. Sabía que sería así. Sabía que te debía algunas palabras.
(A dónde estarás ? Me estarás viendo? )
Recordé el cajón en el que guardabas el atado de cigarrillos , lo abrí , así lo compartía con vos como cuando iba a visitarte. Habia un atado lleno y entre otras cosas encontré un auto de colección de Eloy que se había perdido hace un tiempo .
Salí al patio y camine unos pasos hasta el pasto . Mire hacia arriba .Luego volví a entrar.
Quise encender las luces pero recordé que estaban cortadas .
No me atreví a recorrer toda la casa. Esa casa en donde aun habita el recuerdo , que pronuncia tu nombre en cada rincón.
Inundada en lagrimas tomé la bicicleta y me fui .
Te abrazo fuerte , dondequiera que estés.